lunes, 23 de mayo de 2011

Gente rara...

Hola a todos, ¿cómo están? Yo bien, terminé la primera ronda de cértamenes en la Universidad, seis fines de semana estudiando, algunos días casi 10 horas, otros más tranquilos, pero ahora si puedo sentarme y tratar de pensar sobre algo que decir. Hoy les hablaré de un tema muy raro y extraño. Mi tema número 100 del blog, me autofelicito. Entonces como decía...

En general soy un tipo sumamente normal, no tengo problemas para expresarme con nadie y sociabilidad no me falta. Como me dicen por ahí, "soy pura opinión" o una "opinión con patas", de hecho para cualquier cosa tengo algún juicio o veredicto que dictar. Quizás puede ser que a veces sea por decir algo, aunque antes era mucho más proclive a realizar ese tipo de comentarios subjetivos pero sin tener ninguna idea del tema, hoy en día por lo menos trato de ser más precavido.

Bueno, como les iba diciendo, seguramente la mayoría de ustedes no tiene problemas de autismo o simplemente no son tan diferentes (y especiales) al resto y pueden comunicarse facilmente con sus pares, independiente que a veces no hayan buenas relaciones de por medio. Hay que admitir que la mayoría estamos acostumbrados al cinísmo de la cotidianiedad y podemos aguantar algunos segundos o palabras con otros seres cuyas opiniones o actitudes no compartimos ni para la Navidad. También somos buenos para contestar de manera automáticamente y sin ningún proceso de lo recién escuchado. Hola, ¿cómo estás?, Respuesta: Bien (aunque la semana pasada se murió X, me quitaron mi colación, me fue horrible en la prueba, me duele el estómago, tengo que ir al baño,etc.), pero no importa, la respuesta típica e invariable, el tristemente automático y diario Bien. Sólo Bien.

Pero nunca falta cuando uno va por la calle o por la Universidad y entra a un determinado lugar y se sienta o se coloca o por cualquier motivo se acerca a un grupo de personas, que no haz visto nunca en tu vida, y que comienzas a escuchar sus conversaciones. Por cierto, nimias y banales discusiones, pero en fin, y de pronto te hablan e invaden directamente tu espacio personal, afectando todas tus garantías constitucionales. Naturalmente, a veces, no siempre, la primera respuesta sería un atropello grave a los derechos de la otra persona, sobre todo si la frase del sujeto es completamente irrelevante para cualquier tipo de ser humano normal. Al instante aparece tu consciencia, tu racionalidad, tu Rousseau o Aristóteles interno para decirte que el ser humano es bueno por naturaleza. Respiras profundo (como el bebé chino que piensa "chill out" mientras te guiña el ojo) y respondes de manera amistosa: no hay problema, la respuesta es tanto, no gracias, yo opino que...., entre otros.

Aunque habría que evaluar el ánimo de cada uno, hay veces en que simplemente uno no puede aguantar tal grado de violencia auditiva, o en ocasiones, la que yo llamo la "a veces insoportable liviandad del ser", aquel porcentaje del día (no menor) de eliminación mental, aquellos detalles irrelevantes de la cotidianedad.

Pero lo peor resulta ser cuando voy entrando a una sala o a algún lugar cerrado y la gente a mi alrededor es sumamente rara, un alien pero con cara de ser humano y vestido como joven. Y comienza a conversar con su otro compañero de cabecera un raro intercambio de señas y de palabras raras. Es en ese momento cuando arqueo mis cejas hacia arriba, mis ojos se agrandan, dilato las fosas nasales y mi boca esboza una mueca de repulsión, todo esto configurado a partir del momento en que el otro ser resulta ser muuuy raro para mi mente y ser. Si en ese momento podrían medir el poder de mi mirada, seguro podría disminuir la autoestima a niveles infrahumanos, oscuros y siniestros. ¡Tengan cuidado!
Al segundo después veo a mi confidente, mostrando aquella repulsiva mueca, la veo, ella me ve y no bastan segundos para empezar a reírme sin poder aguantarme. ¡Dios, castigame por mi soberbia y orgullo! ¿Quién soy yo para encontrar rara a una persona? ¿Por qué soy tan minamente perfecto? ¡No entiendo!

Y todo después vuelve a su estado normal, yo en status quo habitual y corriente y normal (siempre relativo) y la otra persona rara con su extraña, rara, singular y bizarra forma de ser, con sus raras maneras de ser, su rara vestimenta, sus raros comentarios, sus raros amigos y sus raras poses. Y es en ese momento en que me mira con cara de raro y derrepente me doy cuenta que no es el único y derrepente todos me ven. Dan ganas de esconderse y uno no se siente tan cómodo como hace instantes anteriores, ahora soy yo el raro, todos hablan otro idioma y me miran. Rayos, tengo que reconocer que no me gusta ser el centro de atención, sólo un poco (aunque a veces tengo delirios de grandeza, sobre todo si soy el dictador de una isla bananera o si me considero un romano mientras como, o rockero famoso mundial ícono héroe...), me conformo con un simplón y plebeyo bajo perfil, lo que los gringos y gente emprendedora reconoce como "low profile" o conocido por los ignorantes como el "low perfil "(pronunciado perfail con acento agringado). La gente se vuelve maligna, sus cuerpos proyectan sombras negras, asi como cuando Blancanieves estaba en el bosque y todos los árboles la acechaban con sus ramas violadoras y sus crueles y susurrantes ruidos (¿quién no se recuerda de eso?). Me intimido y mi seudo-confianza se desvanece ante la multitud autoritaria y avasalladora, sus comentarios me asustan y nuevamente sale la mueca mencionada anteriormente pero con un dejo de miedo y de susto. Soy diferente y mal visto por eso, me pongo en la posición inversa a lo anterior, ahora soy el atacado y agredido sicológica y socialmente. Pero eso no importa, pues veo nuevamente a mi confidente y esta vez no explota la risa, sino que suena la melodía característica y de mi voz se entonan las notas que tratan de imitar el aullido misterioso y atractivo de Jim Morrison (¡maldito!) diciendo: "People are strange,when you're a stranger/ Faces look ugly when you're alone/ Women seem wicked when you're unwanted/ Streets are uneven when you're down..." y ya no me siento mal, ni solo, soy un extraño, nada más que eso...


3 comentarios:

Patrick dijo...

No sabía que te había leído 100 veces por este medio! Felicitaciones!

Me gustó mucho esta centésima entrada. A pesar de que el tema no es de mi agrado y que lo presentaste de una forma bastante ofensiva e inmadura, fue muy sincera, descriptiva. En el desarrollo se vuelve bastante misterioso y sorpresivo. No hubo mejor forma de mostrar tu incomodidad y rechazo que viéndolo primero del otro lado. Además... ¿quién es tu confidente al que tanto te aferras???

Lo mejor de todo... la canción de termino.

un abrazo Martin!!

PS: me piden que escriba "ongsh"... eso si es RARO

Pilarmiradereojo dijo...

audiencia imaginaria

El rey lagarto dijo...

Hola Martin.

Supongo que todos e este mundo somos un poco raros y extraños, sobre todo los que se consideran mas normales.

Yo creo que se equivocaron de cebro con nosotros como Igor en el jovencito frankenstein.